María Valdivieso es un claro ejemplo de mezclar eco y mujer en el campo. Esta mujer de 37 años cambió la coordinación de proyectos europeos, los despachos y su trabajo de comercio exterior en Marruecos por unas tierras sin explotar.
Este cambio surge a raíz de la herencia de unos terrenos que recibió su madre. Así, como una persona inquieta y luchadora, sin tener conocimiento sobre el campo se aventuró en poner en marcha una explotación agrícola de 23 hectáreas.
Tras recibir formación y realizar el curso para la incorporación de jóvenes a la empresa agraria, consiguió obtener una subvención. Fue a partir de entonces cuando se decantó por desarrollar tres subproyectos: agricultura en secano con rotación tradicional pero con plantaciones más novedosas, el cultivo de nogales y la instalación de una explotación apícola. Comenzó con el cereal, la leguminosa y el girasol, aunque con el paso del tiempo ha añadido centeno, titarros o yeros (cultivos que no se veían en la zona desde hacía años) y teff, un cereal utilizado para fabricar harina, pan o copos.
También ha probado suerte al sembrar cerca de 60 nogales. Sin embargo, al tratarse de un árbol que se adapta muy bien a todo tipo de suelo pero que no soporta muy bien las bajas temperaturas, tiende a helarse y ha optado por cultivar variedades diferentes a la juglans regia, el nogal común. Por último, pero no por ello menos importante, también se atreve con la producción de miel ecológica. Posee varios asentamientos y uno de ellos se ubica dentro del Parque Natural de los Montes Obarenes.
Actualmente, esta emprendedora lucha por que día a día la población busque introducir este tipo de alimentos ecológicos. Es por ello que cree que se necesitan iniciativas que ayuden a que el consumo interior crezca.