La cada vez menor actividad económica en el medio rural esta siendo un problema.

Mucha gente estaría dispuesta a vivir en un pueblo si no hiciera falta desplazarse para trabajar. Por eso cada recurso, por pequeño que sea, debe ser aprovechado allí donde esté, pues puede suponer que una familia se plantee vivir de ello y elija esa pequeña aldea para poner en marcha su proyecto.

Uno de estos recursos, podría ser la pesca de interior. Esta puede generar una interesante actividad económica en la que incluir diversos sectores beneficiados gracias a ella (comercios especializados, restauración, alojamientos...). Sin embargo, se está comprobando que se está desaprovechando ya que el pescador es, en general, fanático más que aficionado. Se han observado numerosos casos de recorrer grandes distancias por visitar un paraje concreto o tratar de pescar una especie en particular. Y es que España está llena de rincones espectaculares donde echar la caña y especies que no se encuentran más que en la Península Ibérica, pero muchas veces ya no piensan en hacerlo dentro de nuestras fronteras.

Hace unos años, un proyecto llamado Ninfa, financiado por la Unión Europea, estuvo activo en varias comarcas de Castilla y León. Pretendía promocionar la pesca como atractivo turístico y entre las acciones llevadas a cabo fuero la formación de guías de pesca. Sin embargo, el proyecto no tuvo mucho éxito.

Hay que tratar de fomentar el entorno rural y con ello los negocios y el emprendimiento y es que como ya se ha mencionado la pesca de interior implica mayores beneficios que los de los propios pescadores. ¿Y sí lanzamos una idea? Los alojamientos de turismo rural lo pueden ver como una posibilidad ofreciendo servicios de guía de pesca. De esta forma se da un mayor valor al alojamiento con una nueva actividad en familia y lugares por descubrir.

Fuente: DiarioDeBurgos