Más de una treinta de variedades de verduras y hortalizas crecen en el primer huerto ecológico de la ciudad. Un proyecto que arrancó el año pasado y que hace tres meses comenzó una nueva etapa, la de la comercialización. El trabajo diario de los emprendedores que conforman el proyecto A huertas con la vida empieza a dar sus frutos y ya son seis tiendas las que venden sus productos, que poco a poco se empiezan a dar a conocer entre los clientes y tienen cada vez más demanda. Lo mismo ocurre con los restaurantes de la ciudad, y por ahora son tres los que están apostando por incluir en sus menús productos ecológicos de la tierra mirandesa.

Son nueve negocios, por lo tanto, los que se suministran de la enorme producción que sale de estas huertas situadas en las inmediaciones del Casco Viejo y que quieren convertir en la base de una oportunidad laboral que saque del paro a las 17 personas que llevan más de un año trabajando estas tierras, y a las 13 que este verano han iniciado su periodo de formación. Su objetivo ahora es dar salida a toda su producción y que más tiendas y restaurantes compren sus productos.

Ayer, por el momento, 25 personas, entre hosteleros y tenderos, visitaron los 35.000 metros cuadrados donde los participantes plantan y recogen las verduras sin utilizar ningún producto químico, favoreciendo la biodiversidad. Esa es la clave de la agricultura ecológica, que habitualmente en el mercado tiene un precio algo superior al habitual, aunque desde el proyecto se sostiene que, por ahora, «no se está aplicando el precio ecológico».

Están convencidos de que sus productos tienen viabilidad ya que en Miranda no hay más empresas que comercialicen con un sello de calidad. Ellos están en trámites de conseguirlo con la Junta de Castilla y León, aunque el sello ecológico tardará todavía un año.

Por el momento, las 17 personas que siguen formándose para vivir de la tierra continúan al amparo de Cáritas. Su proyecto concluirá el año que viene y será entonces cuando el grupo conformará una cooperativa, dedicándose profesionalmente y de forma autónoma a producir y vender sus verduras y hortalizas.

Para echar a andar, solicitan el apoyo del Ayuntamiento, que ya está buscando la manera de cederles un terreno municipal. «Se les va a ceder un terreno, pero tenemos que mirar dónde», señala la alcaldesa, Aitana Hernando, que quiere aprobar también un Plan Municipal de Agroecología que además del proyecto A huertas con la vida abarque más actividades. «Quiero vivir de esto y lo veo viable. Me gusta trabajar la tierra, estamos sacando mucha producción de gran calidad y cada día tenemos más clientela», explicaba Beatriz Barrio, unas de las participantes en el programa.

 

Fuente: Diario de Burgos