Loubna Tamati: Ganadera en Castilla y León con vocación, esfuerzo y raíces
Loubna Tamati es un ejemplo de emprendimiento femenino en el medio rural. Tras años de formación y esfuerzo, esta vecina de Oña (Burgos) ha logrado poner en marcha su propia explotación ganadera en el municipio de Pino de Bureba, donde cría casi medio centenar de vacas en régimen extensivo. Su historia refleja cómo la iniciativa personal, el aprendizaje constante y el apoyo familiar pueden hacer realidad un proyecto de vida en el entorno rural.
Un oficio con raíces y determinación
Originaria de Beni Melal (Marruecos), Loubna mantuvo contacto desde niña con el mundo ganadero, cuidando vacas lecheras en su entorno familiar. Sin embargo, al llegar a España hace 16 años, su trayectoria profesional se orientó inicialmente hacia sectores como la hostelería o el trabajo doméstico. Fue años después, motivada por su vocación, cuando decidió recuperar su vínculo con la ganadería.
Madre de tres hijos y con una fuerte motivación personal, inició un proceso de formación técnica y administrativa que culminó con la obtención del certificado de mujer ganadera. A partir de ese momento, comenzó los trámites necesarios para crear su propia explotación.
Proyecto ganadero en Pino de Bureba
La actividad se formalizó en el año 2020, en plena pandemia, aunque no fue hasta 2023 cuando su explotación estaba completamente operativa. En la actualidad, gestiona un rebaño de 46 vacas y varios terneros, en terrenos de monte arrendados al Ayuntamiento de Pino de Bureba. Se trata de 500.000 hectáreas, de las cuales 200.000 son aprovechables como pasto.
Loubna ha realizado por sí misma muchas de las tareas estructurales, como la instalación de 8 kilómetros de valla de alambre para delimitar el espacio de pasto. También participa activamente en la alimentación de los animales, especialmente en casos como el de terneros sin acceso a leche materna, elaborando biberones manualmente junto a su marido.
Conciliación y esfuerzo en el medio rural
La dedicación a la ganadería implica un fuerte compromiso, sin horarios fijos y con jornadas variables que pueden extenderse hasta doce horas diarias. Aun así, Tamati afirma que el trabajo “renta”, tanto en lo económico como en lo personal. Se siente satisfecha de ser su propia jefa, de haber asumido los conocimientos necesarios y de contar con el respaldo de su pareja, también profesional del sector.
Su historia se alinea con los objetivos de desarrollo rural, igualdad de género y emprendimiento que promueven diversas políticas públicas en Castilla y León. Iniciativas como la de Loubna contribuyen activamente a la dinamización económica del medio rural, la integración de mujeres inmigrantes y la sostenibilidad de modelos de producción tradicionales.